Ayer dejé a la luz, dormida,
sobre el regazo de un tiempo no llegado;
y acerqué mis pasos a la sombra oscura,
escondida tras la chispa de instantes fogonazos.
Y al volver a recoger el alma de los días,
para abrigarme de la sed de abrazos,
el viento desnudó el árbol de las prisas;
y el nido de la luz, estaba entre tus manos.
iñaki
Maravilloso Iñaki.
ResponderEliminarEl nido de la luz estaba entre sus manos...
Abrazo grande.
Gracias por tu amabilidad Moony.
Eliminarun fuerte abrazo.
Encontrar la luz es lo que persiguen creadores y poetas y tú ya la tenías.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Francisco, ojalá podamos ir encontrando luces, que iluminen nuestro camino.
Eliminarun abrazo.