Hubo un tiempo, donde un blog era un poco como la ventana, donde los sentimientos escritos se asomaban. Luego el cambio a otras maneras de compartir, lo fue dejando como esos pueblos abandonados donde se acuesta la mirada de otros tiempos de la vida. Pero no cambia el recuerdo de las voces, que un día fueron y aún son, el antídoto contra el ruido o el silencio que oprimen los instantes, donde la voz calla por no saber cantar al nuevo día. Por eso aprovechando la nueva vuelta al sol, que celebramos el día 2, comparto el escrito que publiqué en las redes, donde de ves en cuando, aún intentamos decir algo. Cuando el río de las palabras baja seco; y la fuente donde se nacen se desplaza, buscando el manantial de sueños locos, donde guardan las almas, su esperanza. En ese tiempo, sin horas, ni retorno, donde la mañana es una utopía sin entraña; y la tarde se acuesta en grises tonos; mientras el futuro busca voz entre las ramas, el viento sopla de bochorno; y los trinos cantan s...
Hola Izara.
ResponderEliminarPara mi la respuesta es fácil; unos por comodidad, otros por miedo, otros por resignación y muchos por cobardía.
Un abrazo, amigo.
Hola Izara.
ResponderEliminarPara mi la respuesta es fácil; unos por comodidad, otros por miedo, otros por resignación y muchos por cobardía.
Un abrazo, amigo.
Precioso poema, Izara, esa profundidad melancólica de todo lo que nos perdemos mientras vivimos por esas mismas ataduras. Un canto a la libertad, esa, a la que tanto miedo tenemos.
ResponderEliminarCariños!
Pd.: Mi bisabuelo era del País Vasco...
Hola, Izara.
ResponderEliminarTus bellos versos son una triste realidad. Pero ¿sabes? el tiempo me ha ido enseñando -tarde, lo sé- que hay que ir echando ese lastre de nuestra vida que va privándonos de ser felices. Y a veces, se puede ser feliz con tan poco...
Te dejo un fuerte abrazo, amigo Izara.
Maat