No es fácil decir adiós,
a las manos que sembraron;
nadie que es labrador,
le dice adiós a los granos,
que deja en la tierra, su amor.
Tu has dejado en el surco,
la siembra que fue tu vida,
que Dios recoge ahora viva,
porque no hay mejor gavilla,
que la hecha con espigas,
que son ofrenda de amor.
( En memoria de mi suegro,
hoy fallecido.)
Hola Izara.
ResponderEliminarSeguro que Aurelio desde el cielo, ha leído tu poema y le ha encantado.
Es un sentido homenaje a su buen hacer.
Un fuerte abrazo, poeta.
Maat
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAcabo de leerlo en el suelo de las estrellas.
ResponderEliminarPrecioso homenaje sin duda.
Abrazos, extensivos también a su hija.
Hay adióses que cuestan la misma vida darlos... Es un sentido homenaje, y aun más tus palabras.
ResponderEliminarCon mucho cariño
Un fuerte abrazo, Izara.
Bellísimos versos, in memoriam...
ResponderEliminarUn saludo desde "Mar adentro"