al abrigo de las jaras

Cuando la ultima hoja, del ultimo chopo, bese la tierra.. .será invierno... en estas jaras. Pero si miras bien, las desnudas ramas, hallarás un nido, que solitario resiste. Manteniendo la esperanza. de otra primavera... que vuelva a cubrir de vida, los sitios donde el amor, mantuvo a pesar de los fríos, la vida a sí abrazada. Izara.

En ese camino andado, o en el otro navegado, siempre hay una ola nueva, o un viento en el recodo, que hace levantar la vista. Y hay una música que suena, como látigo del alma, cuando ésta se dormita. Y sobre los pies cansados, o los ojos sonñolientos, no nos queda más remedio, que abotagarse en el pairo, o izar otra vela al viento. La vela de los mil cabos, donde cada amigo nuestro, pueda soplar cada dia; cuando lo necesitemos. Izara.

A veces sólo nos cura, la paz, que transmiten esas manos, que hacen pomadas, del alma. Pues eso, no hay más palabras. Izara.

Abrázame amor, que el otoño avanza, rodeando de caricias nuestros pies, con un nuevo remolino de colores, que la vida va dejando quedamente, el los sitios donde el alma...se dormita ocupada en acordarse del verano, y temerosa del invierno que aproxima, otras ramas sin hojas ni alegría. Por eso te pido... abrázame amor mío, dejemos la corteza dura.. a un lado, desnudando nuestra piel de hipocresía, y dejemos que el otoño nos sorprenda, recubiertos solamente por la vida, que el invierno guardará entre sus entrañas, para luego despertarnos con un beso , intemporal y sin tiempo... como el río del deseo,... como lo que yo te quiero. Izara.

No es fácil decir adiós, a las manos que sembraron; nadie que es labrador, le dice adiós a los granos, que deja en la tierra, su amor. Tu has dejado en el surco, la siembra que fue tu vida, que Dios recoge ahora viva, porque no hay mejor gavilla, que la hecha con espigas, que son ofrenda de amor. ( En memoria de mi suegro,

No es fácil decir adiós, a las manos que sembraron; nadie que es labrador, le dice adiós a los granos, que deja en la tierra, su amor. Tu has dejado en el surco, la siembra que fue tu vida, que Dios recoge ahora viva, porque no hay mejor gavilla, que la hecha con espigas, que son ofrenda de amor. ( En memoria de mi suegro, hoy fallecido.)

Detras de lo que yo soy, solo va quedando, el amor que todavía, no he entregado. Izara.

Agur. Hasta aquí hemos llegado, tal como nos hemos mostrado. Así fueron estas maneras, con sus muchos defectos, pero sinceras. Las que estén por venir, serán distintas, pero si han de ser mías, la duda y la sinceridad, han de ser su bandera. Izara.